Cuando la web se convierte en tu mejor escaparate es que te has unido a la corriente e-commerce, cuando compras y vendes a través de Internet es que has entrado en este mercado global. De empresa a empresa, de empresa a cliente, de consumidor a consumidor o entre empresa y Gobierno, el comercio electrónico ha modificado la forma de relacionarse de marcas y usuarios, así como los hábitos de compra. El e-commerce se ha convertido en el sistema comercial del siglo XXI.
Colgado el cartel: ‘Abierto las 24 horas’.
Para el consumidor, el e-commerce ha supuesto la posibilidad de elegir y comprar de forma global y sin horarios. Además, la adquisición de productos en una tienda virtual es mucho más cómoda puesto que no tiene que desplazarse físicamente a ningún establecimiento, basta con ‘navegar’. Incluso puede comparar distintos artículos y precios, o pedir opinión a otros consumidores y expertos a golpe de click. La amplitud del mercado es una ventaja evidente para el cliente. Por otro lado, el mayor inconveniente es la intangibilidad del producto y la desconfianza de ciertos consumidores a dar información confidencial o no poder devolver el artículo.
Pero estas últimas barreras se vienen abajo con la inclusión del 3D y las visitas virtuales, para procurar materializar el producto al máximo; el desarrollo de protocolo https y certificados SSL hacen de los sitios webs lugares seguros donde las transacciones se producen sin problemas, nuevas posibilidades como pagar contra reembolso o descambiar el artículo en tiendas cercanas sin cargos invitan al usuario a sentirse como en casa cuando compra.
¿Qué beneficios aporta el diseño web a un negocio?
Principalmente supone la reducción de costes, no es necesario tanto personal como en un establecimiento tradicional y ni siquiera requiere un espacio físico. Junto al ahorro, el empresario puede conocer datos sobre el comportamiento del usuario en su plataforma y en otras redes. Pero ¡cuidado!, hay ventajas que pueden volverse inconvenientes si no se presta suficiente atención al cliente o a la presencia online de la empresa. Se debe ofrecer una experiencia de compra amigable e interactiva, tal como se podría alcanzar en una situación cara a cara, sin distanciarse del cliente y dar confianza a través de tecnología de seguridad, todo lo necesario para lograr transmitir una imagen de solidez entre los compradores.
Si todavía quedan detractores del comercio a través de Internet, el mejor argumento son las cifras de ventas. Los grandes del sector ya se han dado cuenta del potencial del e-commerce y quedan pocos por entrar en el mercado.